Al inicio del año 1974, ya pasado el golpe militar y en camino la reconstrucción de Chile, llega a visitarnos la Madre General, Sor Maria Alberta Federici. Durante la visita, se habla del más y del menos, de las obras como han subsistido durante el periodo de la crisis económica del país y en especial de la reconstrucción de Chile que se está llevando a cabo con la cooperación de todos los Chilenos.

La Madre General nos dice:” Cooperar para el mejoramiento de esta escuela, es también una obra buena para Chile. Muchas niñas chilenas pasan por esta escuela; se educan, se forman, así que a mi regreso en Italia enviaré la ayuda del Instituto para la construcción de nuevas y modernas salas.

En este proyecto compromete también al Padre Frigerio, barnabita, que acepta gustoso y nos aconseja de comprar de inmediato, con los ahorros que se tienen, fierro, ladrillos, arena y ripio.

Mientras tanto se hacen los contactos con el Arquitecto Sr. Irarrizagua, para que haga un anteproyecto para ocho salas de clases, oficinas, salas de profesores, sala para biblioteca y laboratorio sin excluir la capilla. Como constructor, el padre Frigerio nos propone al Señor Piero Soriani, de probada experiencia en construcción. Así durante el mismo año empiezan los trabajos, en economía, para ahorrar dinero, y Sor Maria Benjamina Angeloni, asesorada por el Sr. Soriani y ayudada por el Padre Frigerio, son los tres más involucrados en esta obra.

Con regularidad, por medio de la Nunciatura, llegan las ayudas económicas y la construcción sigue adelante bajo la entendida y constante vigilancia del Sr.Soriani.

Cada fin de semana, llega el Padre Frigerio y de común acuerdo se hacen las planillas y se pagan a los obreros.